Un río contaminado, una población en lucha, y un vivero para generar esperanza 

Cada vez son menos los pobladores de El Salto y de Juanacatlán que recuerdan cuando el río Santiago no era un caudal de espuma tóxica. Aunque cuentan con pruebas científicas de cómo la contaminación les ha enfermado, el Gobierno de Jalisco no ha respondido a sus demandas de atender la emergencia ambiental, pero eso no les ha impedido sembrar vida en su territorio.

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