De fruto desconocido a tesoro gastronómico: 32 años de evolución del membrillo

Los días 9 y 10 de agosto, la delegación de Atotonilquillo vivió con orgullo la 32ª edición de su tradicional Exposición Gastronómica del Membrillo, una festividad que tiene como objetivo difundir y preservar el valor de este fruto y sus derivados.

En esta edición, se presentaron 42 productos elaborados a base de membrillo, entre los que destacaron la “ponchochela”, el pan de mil hojas de membrillo, un ate especial para personas con diabetes, nieves, paletas, postres y bebidas artesanales. Todos ellos fueron exhibidos por familias productoras que, en algunos casos, representan ya la cuarta generación dedicada a este oficio.

Un momento emotivo fue la presencia de Don Beto Esqueda, de 104 años, quien acompañado de su nieta y bisnieto, mostró su destreza en la elaboración artesanal del tradicional ate o cajeta de membrillo, cocido en un cazo de cobre, como dicta la tradición.

Alejandro Rodríguez, uno de los iniciadores de esta exposición, recordó cómo comenzó todo de forma sencilla, con unas cuantas mesas de madera y una fruta poco conocida. En aquel entonces, solo se elaboraban ate y ponche, y gran parte de la producción —cerca del 80 %— se desperdiciaba o se perdía en las huertas, ya que el membrillo se pagaba a apenas 5 pesos el kilo. La falta de mercado desanimaba a las familias, que incluso consideraban reemplazar las huertas por cultivos de maíz o trigo.

Hace 32 años, un grupo de seis jóvenes inquietos decidió tocar puertas para dar a conocer el producto y apoyar a los huerteros, como se conoce a los productores de la región. Tres décadas después, el kilo de membrillo se vende desde 50 pesos y sus derivados se han diversificado, atrayendo a visitantes que hacen fila para probar desde tamales y cerveza de membrillo hasta dulces, postres y aguas frescas.

A pesar de retos como la pandemia de COVID-19, las familias productoras han mantenido viva esta tradición, adaptándose y produciendo desde sus hogares. El segundo fin de semana de agosto también marca el regreso de muchas familias migrantes que aprovechan para visitar “su pueblo” y reencontrarse con sus raíces.

El comité fundador de la exposición está integrado por Alejandra Flores Muñoz, Sandra L. Torres Contreras, Enrique Lomelí Villaseñor, Alejandro Rodríguez Calzada, Hugo Ayón Castellanos, Jesús Mendoza Cruz e Iván J. Betanzos Lomelí.

Foto: Comité fundador

Hoy, el desafío para los productores es que las autoridades reconozcan y apoyen este esfuerzo, ya que el cultivo de membrillo requiere un año de cuidado y solo dos meses de cosecha. La falta de apoyos agrícolas y vacíos legales han dejado a este fruto exótico sin incentivos oficiales, pese a su potencial gastronómico y cultural.

Quienes visitan la exposición pueden constatar el orgullo de los expositores, que dedican hasta ocho meses a planear y preparar sus productos, con el objetivo de que cada visitante se lleve una experiencia única del sabor y la tradición del membrillo en Atotonilquillo.

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